jueves, 14 de abril de 2011

La interpretación jurídica según Rolando Tamayo y Salmorán

Alfredo Carlos Victoria Marín
La interpretación jurídica según Rolando Tamayo y Salmorán

Quienes consideran la inutilidad de estudiar el derecho a la luz del significado primigenio que imprimieron los antiguos, en especial, los romanos, están sumamente equivocados. El esclarecimiento conceptual del derecho como aportación cumbre de Roma, debe generar más luces que sombras, en materia de argumentación jurídica. Desde que apareció codificado de forma escrita el término interpretatio, los romanos querían establecer un orden jurídico con más variantes de aplicación.

No deja de llamar la atención que el derecho tiene una forma particular de materializarse, lo cual lo podemos encontrar en el lenguaje jurídico prescriptivo. Con la aparición de los testamentos, contratos y constituciones, la interpretación se convirtió en una actividad especializada, toda vez que en Roma los individuos que se encargaban de darle significación a los textos jurídicos eran los llamados “órganos”, quienes en los hechos se convertían en los creadores del derecho. Los romanos enseñaron al mundo que el significado del lenguaje jurídico depende de la cultura, de los sentimientos, credo político, religión, posición social del órgano que interpreta. Así las cosas, la significación dada a los textos jurídicos es lisa y llanamente un acto de creación del orden jurídico positivo.

Sin embargo, la interpretación jurídica no es monopolio exclusivo de los órganos aplicadores del derecho, ya que toda persona que realiza una interpretación jurídica se convierte en un traductor o interprete de las leyes. A esto se le llama discurso descriptivo, ya que el discurso prescriptivo es el que emplean los jueces. La forma de interpretar los conceptos jurídicos conforma un metalenguaje, el cual puede apreciarse en la jurisprudencia moderna, ya que usa los conceptos forjados por los juristas romanos. La sapientia iuris de los romanos, es decir el conocimiento jurídico plasmado en el derecho y en su aplicación a través de la jurisprudencia, dejó atrás el mundo de los oráculos griegos, quienes se dedicaban a la adivinación o a la interpretación de los designios de los dioses.

El uso de la razón jurídica constituyó un parteagüas en la historia de la humanidad, ya que por primera vez la mente humana pudo hacer una distinción entre el mundo de la moral y el derecho, es decir pudo apreciarse de manera nítida la separación de la esfera religiosa y la civil. La descomposición de la palabra jurisprudencia, nos indica que la prudencia era una condición fundamental que indica qué hacer con los textos jurídicos. En estos tiempos de confusión e incertidumbre, la prudencia como valor, debiera estar aplicarse en el discernimiento de los principios fundamentales del derecho. No es lugar común, que el mundo de la razón jurídica muchas veces da acceso a las consignas políticas y prejuicios de los juzgadores a la hora de interpretar y aplicar la jurisprudencia y demás fuentes del derecho. Los jurisconsultos romanos nos enseñaron como hacer uso de la razón jurídica.

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